Amado papá: Hermoso escrito de Luisana Leoni de Moreno. Venezuela.

Hermoso escrito de
Luisana Leoni,

Amado papa:
Hoy 26 de abril cumplirías 119 años de existencia. En 1972 partiste a la presencia del altísimo, dejando un país en pleno proceso de desarrollo y con una democracia bien establecida, motores que habían impulsado tu vida y tus luchas desde muy temprana edad.
Aquellos sueños tuyos, de tu maestro Don Rómulo Gallegos, del tío Rómulo Betancourt, del gran Andrés Eloy Blanco, del héroe de la resistencia Leonardo Ruiz Pineda, de Carlos Andrés Pérez y tantísimos otros que con luchas y sufrimientos encausaron al país a ser una tierra civilizada, donde las diferencias y preferencias se lograran por medio de votaciones o negociaciones y junto a los otros partidos democráticos se avanzara hacia el desarrollo y la construcción del gran país que Venezuela debería de ser.
Pero hace 25 años todo cambió, el país fue convertido en un campo de guerra que ha dejado cientos de víctimas, niños papá, niños con escudos de cartón han quedado tendidos en el pavimento reclamando libertad y un futuro. Tu partido, el gran partido del pueblo hoy yace partido en dos como víctima fundamental ya que era el llamado a defender al país del agresor, pero no, no supo o no pudo o quizás no quiso, no lo sé, pero como duele. La misma suerte corrieron todos los partidos que como Copei ha sido desmembrado en 3 o 4 pedazos.
El Partido Comunista, representante en los años 1960-1969 de rusos y cubanos ansiosos de apoderarse de nuestras riquezas, que en su lucha armada fue derrotado por los gobiernos democráticos de Rómulo Betancourt y el tuyo con una valiente Fuerza Armada Nacional, permitió a Venezuela conocer la libertad y la democracia. Ese partido comunista convertido en compañero del agresor durante toda la destructiva trayectoria, apoyó la eliminación de todos y cada uno de los beneficios logrados por los trabajadores en años de lucha dejándolos como están hoy: sin salario, sin beneficios, añorando una cajita de comida, sin recibir asistencia médica porque no hay servicio en los Hospitales y sin educación para los hijos porque no hay con que pagarle a los educadores. El país más rico de América no tiene plata, se robaron todo, todo. Ese partido apoyador y cómplice yace hoy igualmente tendido y partido en dos como otra víctima del agresor.
Pero papi, el país no se rinde, si bien es verdad que 8 millones de hermanos se han ido buscando futuro y vida y los que quedamos estamos sometidos al silencio no hemos dejado de luchar y tener esperanzas. Apareció una mujer joven llena de fuerza y valentía, una madre, preparada y sensible que ha conmovido al país y la luz al final del túnel comenzó a brillar, cada día con mayor fuerza en cada rincón del país, me recuerda a tu campaña electoral, completamente natural, solo la gente queriendo mejorar su vida y levantar su familia con dignidad.
Pero el agresor no permitió que esa esperanza cuajara, con trampas y juego sucio como acostumbran, no permitieron su participación, sin embargo, ha aparecido un hombre que en su serenidad, inteligencia, ánimo conciliador, nacionalismo, hombre de familia y honorabilidad me recuerda tanto a ti. Ese hombre, Edmundo González Urrutia, llevará la representación de la Venezuela que ama la democracia y la libertad en unas elecciones que todos sabemos manipuladas el 28 de julio. La mujer de la esperanza junto a la mayoría de los partidos que creen desaparecidos y los ciudadanos les daremos la sorpresa y vamos a defender uno a uno cada voto que depositemos en las urnas en cada rincón de Venezuela.
En 2005, en tu centenario, te escribí para manifestarte mi honda preocupación por lo que estaba pasando y que nos trajo hasta donde estamos hoy: testigos atónitos de la destrucción y el saqueo de nuestro amado país. Espero que el año que viene, el 2025 a los 120 años de tu natalicio pueda decirte, papi lo logramos. Todas las enseñanzas en el alma nacional reaccionaron y vamos con nuevo Presidente y nueva Vicepresidente hacia el destino que este gran país merece.
Así podrás junto a mi mami, descansar en paz.

Luisana Leoni de Moreno

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